sábado, 9 de julio de 2011

El amante de Lady Chatterley



Connie  abrió la verja de madera, y Clifford pasó despacio, en su cochecito, al ancho camino que ascendía por un declive entre los recortados macizos de avellanos. Este bosque era lo que quedaba de la inmensa selva donde había cazado Robin Hood, y este camino era una vieja calzada que recorría la región. Pero ahora, por supuesto, no era más que un camino de herradura en un bosque particular. La carretera de Mansfield se desviaba hacia el norte.
En el bosque, todo estaba inmóvil; las hojas del suelo conservaban  la escarcha debajo. Un arrendajo cantaba ásperamente, y alborotaba a un montón de pajarillas, pero no había caza; no había faisanes. Los habían exterminado durante la guerra, y el bosque había quedado sin protección hasta ahora, en que Clifford había vuelto a contratar un guardabosque.
A Clifford le encantaba el bosque; le entusiasmaban los robles añosos. Sentía que eran suyos desde generaciones. Quería protegerlos. Quería conservar intacto el lugar, cerrado al mundo.


Lady

martes, 5 de julio de 2011

Abrazados






Cuando estoy en tus brazos
no necesito nada más,
solo que me atrapes fuerte,
con un nudo de viento y sal.


Cuando te tengo en mi labios
no deseo nada más,
solo sentir que en ese instante
soy lo mejor que te pudo pasar.


No dejes de abrazarme
que yo no deseo soltarme,
no puedo dejarte de amar.


Lady